ARTÍCULOS DE INTERÉS

AITA DONOSTIA Memorias de un discípulo agradecido.

Artículo: 2 de enero P. Joseba Balenciaga.

aITA dONOSTIA - UN PADRE AGRADECIDO

La creación es condición divina y sólo los genios participan de esa condición. Pero los genios son escasísimos, si recuperamos la acepción original del vocablo.
Hoy día nadie discute que el P. José Antonio de San Sebastián (Aita Donostía) era un artista genial Para cualquier alma sensible es una fortuna asomarse a su obra con asombro y fruición: toda ella suculenta, refinada, exquisita: jamás una línea mediocre, una página vulgar o unos arpegios de relleno. Y esa sensación de delicia y de fragancia suprema parece percibirse más intensamente en piezas breves que vamos a tener la fortuna de escuchar muy pronto: las esencias exquisitas en pomos reducidos.
Como sus paisanos guipuzcoanos Txillida y Oteiza -¡qué tres artistas geniales!- que seleccionaban minuciosamente sus materiales, así rebuscaba el P. Donostía sus poemas, odas y melodías: cuando intuía la vena popular auténtica la trabajaba primorosamente cual perla preciosa, hasta engastarla en un acompañamiento de pedrería bellísima: joyas riquísimas cinceladas en trance creativo, con cariño y devoción, que brotaban entre sus dedos con sencillez y naturalidad al mismo tiempo: Su inspiración debió de ser prodigiosa si nos solazamos en su ingente obra producida en breves años, en medio de una actividad variada, incansable.
Lo mismo echaba mano de poesías catalanas o gasconas, melodías de Iparralde o silbidos de boyeros baztaneses: era incansable rebuscando, escuchando, comparando. Para él tan precioso era el sonsonete monódico de una abuela de Garzain que los versos primitivos de la Pléyade francesa, de Pierre de Ronsard, como podréis degustar y paladear en los nuevos ramilletes. Cualquier material auténtico se transformaba en oro brillante en la alquimia misteriosa de sus dedos mágicos.
Tuve la fortuna de convivir con él varios años, recibir sus lecciones siempre curiosas y verlo trabajar: entre sus rezos, sus visitas numerosas y viajes continuos, siempre estaba dispuesto en trance de producción, de crear infatigablemente: parecía inspirado todo el día, como un profeta. Y, sin embargo no vivía ensimismado ni ausente: al contrario, era un gran comunicador, de relaciones humanas fáciles, de una gran simpatía y sentido del humor nunca desmentido, con un tinte de ironía sutil y socarrón que no atropellaba jamás: Siempre acariciaba proyectos nuevos, ilusión de arreglos y versiones diferentes, composiciones en perspectiva, sueños. Pero para mí su personalidad musical, su esencia artística y privilegiada era que percibía la música en todas partes en el correr del arroyo que pasaba junto a la gruta de Lourdes, en el andar acompasado de un labriego o en la sonrisa espontánea de unos niños: la armonía embargaba su alma, el equilibrio artístico sedaba sus perplejidades y la música se ensoñereaba de toda su vida. Era, en verdad, un genio musical.

Fervorosamente JOSEBA BALENTZIAGA.

Es un momento propicio para hablar del gran músico capuchino P. José Antonio de San Sebastián (AITA DONOSTIA) porque como se comunicó en el último número de PUNTO DE ENCUENTRO su obra se abre a la búsqueda de nuevos proyectos musicales amparados por el sello internacional de “Warner Music” en una relación que mantiene con la editorial “The music Sales Group” para rescatar su patrimonio histórico. Este mismo mes de diciembre tendremos en nuestras manos los primeros regalos con su obra íntegra para voz y piano. Esperemos, confiemos...