
Fotografías del estado del antiguo Colegio de
Lecároz en septiembre/octubre 2009.
El gobierno se basa en un informe que lo declara en ruina, pero no hay
ningúna caída de vigas ni partes hundidas sino graves
daños por agua que de momento solo han desplomado el cielo raso
en puntos muy concretos, debido
al robo del cinc de los tejados ocurrido hace dos años.

Entrada al convento.

La biblioteca (Disculpas por la calidad de la
fotografía, hecha con móvil y poca iluminación)

La Biblioteca en sus buenos tiempos (hasta el mismo 2003, por
ejemplo...) De recuperarse Lecároz como centro cultural, se
deberían hacer reproducciones del lomo de los libros para las
estanterías que quedaran vacías; ofrecer a Google Books
la digitalización de la biblioteca que está ahora en
Pamplona y proporcionar acceso a internet a alta velocidad desde este
local, para consultar los fondos que antes se encontraban aquí
físicamente. Es paradójico que teniendo cerca tanta
cultura, en los 5 años estudiando en el colegio nuevo ni una
sola vez se les ocurrió a los capuchinos organizar una visita a
esta biblioteca, ni permitir, que, por ejemplo, en vez de jugar al
fútbol alguien prefiriera hojear alguno de estos libros.

El Museo del Centenario, antiguo Refectorio (comedor)
La
puerta del
fondo da, a la izquierda, a la cocina, ya la derecha, al
sótano/despensas.
Aquí se ve la única muestra de suelo hundido de
todo el edificio,
a la derecha, y es que debajo hay un sótano
muy húmedo sin ventilar, y dos vigas de madera que se apoyan
entre la columna y el muro derecho, estaban: una partida y otra
descalzada, fuera de su sitio; a pesar de ello, el grueso entablonado
del suelo no ha permitido el desplome sino que con la humedad y el peso
han ido combando las maderas. Es digno de verse y de visitarse el
sistema constructivo
del edificio, accesibles todos los sótanos, con enormes zapatas
de piedra del baztán, donde se apoyan las
columnas de fundición que se ven en la foto, y a su vez el
entramado de vigas de madera entre el muro y las zapatas, por debajo
del
grueso entablonado, que constituye el método de
construcción aún vigente en aquella época (los
adelantos constructivos de EE.UU. y la arquitectura tras el
incendio de Chicago de 1871 (clases del P.
Larrañeta en
COU), tardarían aún bastantes años
en llegar por estos lares, y además mucha madera la regalaron
los
baztaneses, mientras que el hierro de fundición había que
comprarlo, para lo cual el P. Llevaneras se las vio y deseó para
obtener generosos donativos que los superiores capuchinos de hoy
parecen
haber olvidado).

La capilla para los alumnos (distinta de la iglesia principal)
Encima
está la biblioteca.
Ambas estancias con calefacción por aire caliente, (así
como la sacristía de la iglesia), suministrada por una caldera
rectangular incrustada en el sótano,
que a fecha 29 de octubre 2009 aún tenía preparada
abundante madera preparada para su combustión.

Dormitorio (al fondo hay otro) del ala oeste, junto a los
frontones. Estos dormitorios estaban divididos por mamparas de madera
(ver fotografías más abajo) y cada cama
estaba separada de la otra con sus cortinillas. Eliminando el tabique
del fondo hay otro dormitorio, y otra estancia más. En total se
obtiene una sala de 40 metros de largo por 10,80m
de ancho

Escaleras de subida de los dormitorios a las clases.

Gabinete de Física.
Aquí debían estar los aparatos de electricidad
estática, etc. importados por el P. Llevaneras desde Alemania, y
que tan bien lucían en el museo del centenario. Nótese
que las marcas blancas de las paredes son los huecos dejados por las
estanterías y anaqueles desaparecidos. Tiene entarimado de
madera
colocado sobre el suelo antiguo.

Desván encima de las aulas del cuerpo
central izquierdo
(el fondo limita con la parte quemada en 1962)
El único "desván" con las vigas a la vista. Todos los
demás tienen cielo raso, son celdas, laboratorio, aulas de
dibujo, etc. Me sorprendió la colocación de las tejas,
visibles desde
el interior (con la inscripción "Gran Tejería
Mecánica Pamplonesa") pensando que era una forma burda de
colocación; ese mismo día por la noche me
lo desmintió el excolegial Pelochena, de Irurita,
enseñándome el nombre de la tablilla donde se apoya la
teja (correa?) y las otras viguetas (cabrio); y
aclarándome que era la forma tradicional de esa época de
hacer los tejados, y que la iglesia de Irurita las tiene igual.

Celdas del último piso (cuerpo
derecho, convento)
Deliciosa muestra de la austeridad conventual inicial. "Estilo
colonial, herencia del P. Llevaneras" según se dice en libro del
P. Crisanto; con tabiques de tablillas y yeso, para aligerar la
estructura, y que deberían conservarse como están. En
cada una podría ir una breve historia de cada fraile que
pasó por Lecároz. En la planta inferior se encuentran las
habitaciones del convento ya reformadas, con estilo años 70 y
falsos techos de escayola, pero que a través de un trozo de
techo desplomado me permitió ver el techo original, mucho
más alto que éste del desván, con los restos de
los antiguos tabiques y pasillo, similares a los de esta foto. (Libro
P. Crisanto:

Lavabos junto al dormitorio principal

La enfermería, de los años
20. Un mini-hospital
dentro del colegio. Con su quirófano, capilla, habitaciones con
salida a soleada terraza... Por aquí pasaron varios
célebres doctores, entre ellos el Dr. Irigaray y algunos
más que están documentados en el libro. Espacio de
interpretación de la sanidad de comienzos del S. XX, donde o
se pagaba la operación o se pagaba el entierro.

Desde la carretera de Lecároz. (Nótese el estado
ruinoso del edificio).
Toda esta parte trasera, necesaria cuando el colegio estaba en
funcionamiento como zona de carga, puede dedicarse plenamente a zona
de esparcimiento; con la ventaja de la entrada existente, a
pie
llano, a los dormitorios/salas multiusos. Tirando el muro, la caseta
del transformador
y el hormigón de la cocina nueva y la parte del convento de las
monjas
que linda con la carretera (y crea sensación de paso angosto),
queda una zona abierta que bien cuidada revaloriza el entorno.

Última aula del ala oeste.
Coloco aquí esta fotografía porque esta mañana,
repasando la revista del centenario, he encontrado esta otra:

Con unos pupitres de distinto modelo a los de otras aulas; será
bonito oír las explicaciones de los que los sufrieron...

Dormitorio del cuerpo central del edificio.
Detalle de
columnas y refuerzo con vigas metálicas en los años 20.
En el libro del P. Crisanto, se menciona que el ala oeste se
construyó en una fase posterior (a ella pertenecen los
dormitorios que hay arriba de esta página). La
construcción original, a la que pertenece esta otra parte del
dormitorio, tenía más distancia entre columnas, por lo
que durante el rectorado del P. Dámaso de Elizondo, se
reforzó la estructura con vigas de hierro que son las que se ven
en cruz en el techo, entre columna y columna. Aún se ve una
mampara de madera pero faltan los hierros donde iban las cortinillas,
que pueden verse al fondo de la fotografía del museo del
centenario.

Pasillo de las aulas

Dormitorio de la parte del edificio central. Todavía queda la
mampara de madera pero sin hierros ni cortinillas, que se pueden ver al
fondo de la siguiente foto del museo del centenario. Durante la guerra
civil fue hospital militar, a la vez que el colegio, sin interferencias
entre las dos funciones. Se habilitaron las aulas de dibujo como
dormitorios para los colegiales.


- El famoso calzadero (una sala de 67 metros de largo compuesto
por mobiliario con armario individual inferior para seis pares de
calzados).
(Quiero hacer notar, porque al ver un trozo expuesto en el museo no
se apreciaba su función, que al fondo del todo estaba la entrada
desde el exterior, por una rampa con rejilla para que allí se
quedara lo principal del barro; y nótese lo cómodo de la
instalación que permite descalzarse en la parte central, de
piedra, y sentarse y apoyar los pies en la parte de madera, sin tocar
el frío suelo) Esta instalación forma parte de
varias reformas del Sr. Lino Plaza y de D. Francisco Urcola, famoso
arquitecto donostiarra,
pionero en el uso del hormigón armado,
que por la misma época proyectó la plaza
de toros de Pamplona (copia de la de
Sevilla, que
se derrumbó por la mala mezcla del hormigón) y que también dejó su impronta en
Lecároz con estas otras instalaciones:
- La sala para lava pies (52 lava pies con su asiento individual).
- La enfermería, un ala del edificio de 52 metros por 10 de
ancho, pasillo central, 12 dormitorios orientados a Sur con terraza y
diferentes dependencias a Norte, la cocina, despensa, botiquín,
aseos, sala de baño con doble puerta, velatorio, capilla,
además de un pequeño quirófano. Todo ello con una
estudiada iluminación y ventilación.
- La sala de duchas (27 cabinas individuales con sus correspondientes
cambiadores). (R.) (Gracias por los datos)

Lavapiés. (no
existe esa palabra en el diccionario RAE) Construidos, como las duchas y los calzaderos, en la
década de los 20. Costaron 14.000 pesetas de entonces.

Foso que desciende en rampa desde la huerta, pasa por debajo del aceso
principal (la verja), (hay unas escaleras para mayor comodidad de
aprovisionamiento de la hospedería), luego coge la esquina del
edificio pasando por debajo de la cocina, con acceso directo a
despensa, horno de pan, etc. y llega más allá del
edificio, hasta la trasera de los frontones, después de haber
pasado también por debajo del ala que sobresale de los wc.
Véase el apartado "Película
rodada en Lecároz" para verlo con su función
original. Sustituyan la furgoneta años 60 de la película
por un carromato tirado por un mulo o bueyes y cargado de patatas, y
seguro que se aproximan más a su función. Por debajo de
este foso, va el sistema de desagüe y drenaje.
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