VIVENCIAS EXCOLEGIALES

La bofetada del Padre Marcelino

Sr. Presidente de la Asociación de excolegiales de Lekároz.
Querido amigo y respetado Presidente: Son varias las veces en las que, con la excusa de un encuentro casual, me has invitado a que escriba anécdotas de mi estancia en aquel bendito colegio.
Han pasado más de 60 años desde quelo abandoné… el calzadero, el comedor, la capilla (distinta a la Iglesia) y en general todos aquellos rincones en cada uno de los cuales podría surgirun “susedido”.

No hace falta decirte que nuestro Colegio (que luego resultóser, como decía el Registro de la Propiedad solo de los Capuchinos y quehicieron con él lo que les dio la gana), era una zona de absoluta autarquía.
Teníamos una central eléctrica que suministraba toda la corriente al Colegioy sus aledaños (nadie recordará haber visto un contador eléctrico, sencillamente porque no había nada que contar), teníamos igualmente una cuadra, donde se criaba ganado vacuno, con su correspondiente matadero.
El suministro de agua potable, era también propiedad de los Capuchinos, disponíamos de zapatero y peluquero. Sesiones de cine etc etc. En fin un pequeño pueblo que podía subsistir, sin necesidad del contrabando que practicaba Fray Vishente, que era amigo de todas las fuerzas vivas de Elizondo y sus alrededores.
Pero, también tenía sus inconvenientes y recuerdo que en pleno invierno,( no recuerdo la fecha) es decir cuando oscurece hacia las cinco y media de la tarde, la central eléctrica seestropeó, y todo el Colegio, con gran satisfacción del alumnado, se quedó enpenumbras.
La autoridad competente ( P. Marcelino de Tolosa alias Txelino),ordenó que en los pasillos, se colocaran candelabros. Uno de ellos estaba colocado en la curva que se formaba entre la desviación hacia el cine, la biblioteca y las escaleras de bajada a la Capilla o al comedor.
De entrelas dos filas, alguien soplaba sobre la vela y al producirse la oscuridadtotal, se oía algún grito que otro con gran satisfacción del resto de los“enfilados”. Recordareis que en dicho punto había una columna de las muchasque sujetaban la estructura del edificio. Y al día siguiente, nuevamente alguien sopló (no sobre el nido del cuco), sino sobre la vela, y al producirse la oscuridad, simultáneamente se oyó una bofetada. El que la recibió se quejó. “…yo no he sido”, y el autor de la bofetada el P.Marcelino, que estaba tras la columna contestó”,… pues por idiota, haber sido”. Eso era auténtica educación ciudadana Bueno por hoy ya he contado una de las anécdotas.
La próxima cuando encuentre un rato y ganas de recordar.
Te envío un fuerte abrazo. Joaquín Oquiñena (1947) alias Kinito.