A la memoria del Padre Agustín de Zumaya

José Bernardino Balenciaga Olaizola (Agustín de Zumaya - 1923 – 2015)

Joseba nace en Zumaya el 21 de septiembre de 1923.

Joseba nace en Zumaya el 21 de septiembre de 1923. Sus padres, Agustín y Ana María, formaron una hermosa familia de ocho hijos, de los que cuatro se consagraron al Señor: tres en la Orden Capuchina y uno como sacerdote diocesano. Ingresó en el Seminario de Alsasua en 1934. El noviciado lo hizo en Sangüesa, recibiendo el nombre religioso de Agustín de Zumaya, con el que ha sido conocido por tantos excolegiales. Es ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1946 por el Excmo. Señor Don Francisco Javier Ochoa y Ullate, obispo de Hweitehfu (Honan), China.

Su primer destino fue el Colegio de Lecároz, de organista y profesor.

Tras seis años en Lecároz, lo vemos unos años en los colegios de Zaragoza-San Antonio, San Sebastián y Alsasua, Vuelve de nuevo a Lecároz en 1961, hasta ser nombrado capellán de emigrantes en Francia en 1969. Después de estos nueve años con los emigrantes, de los que guardaba un gratísimo recuerdo, en 1978 vuelve a España y vive y trabaja durante 24 años en la zona vasca: en Bilbao-Otxarkoaga, Fuenterrabía, Rentería, Bilbao-Olabeaga y Vitoria, dedicado, sobre todo, a tareas parroquiales y conventuales. En el 2002 es destinado a Pamplona-Extramuros, donde pasará estos últimos 13 años, siendo un buen hermano y poniendo sus dotes musicales al servicio de la liturgia de nuestra parroquia.

Joseba ha sido un hermano abierto y disponible. Por eso los superiores lo han movido con tanta facilidad.

El Administrador Apostólico, en carta al P.Aurelio Laita, agradece la presencia de Joseba y resalta la buena impresión y el grato recuerdo que dejó tanto en los parroquianos como en él mismo “por su alegría franciscana, su buen humor y su contacto fraterno con todos”. Porque la alegría y buen humor han sido otra de sus características, alegrando con sus chistes y ocurrencias muchos de nuestros encuentros a nivel provincial y el día a día de nuestra vida fraterna.

Hombre positivo y sensible, ha amado todo lo que pasado por sus manos: la enseñanza y su colaboración en las diversas revistas de nuestros colegios; su paso por Lecároz y la buena relación que mantenía con los excolegiales, no en vano él mismo se hacía llamar “El apaga fuegos” por las veces que la Asociación de Excolegiales recurría a él para que colaborase en solucionar “problemillas” que surgían,. Era un gran colaborador y amigo entrañable de los asociados. Tal era su predisposición a colaborar con la Asociación de Excolegiales que ésta le rindió un merecido homenaje, en reconocimiento a su trabajo, con la entrega de una placa conmemorativa en la Asamblea General celebrada el 28 de abril de 2013.

Sus años con los emigrantes en Francia, experiencia que impactó fuertemente en su vida; su entrega en las diversas parroquias donde ha trabajado con el espíritu de un joven; su breve experiencia misionera en las Islas Camores…Su sensibilidad para el arte le llevó a hacer cursos de cine y de fotografía, siendo un adelantado para su tiempo.

También la música ha sido elemento importante en sus vivencias.

Ha sido un hermano de fácil trato, ocurrente y disponible, amigo de sus amigos. Un hermano capuchino de su fraternidad lo definía ayer como “un hombre bueno, de espíritu elegante, armonioso siempre, inconformista, jamás adocenado, hombre de profunda fe, pero de otro modo”…

Los 92 años que iba a cumplir en septiembre le fueron pesando cada día más, aunque su mente se ha mantenido despierta hasta el último momento. Por eso en mayo pasa a la fraternidad Padre Esteban, donde ha sido atendido con detalle y cariño hasta que, en un desenlace rápido, fue visitado por la hermana muerte en los últimos estertores del día de San Fermín. ¡Descansa en la paz del Señor, querido hermano, y que El sea tu recompensa!

(Imágen que estuvo presente en el altar en el funeral celebrado en la Iglesia de los Padres Capuchinos en San Sebastián el día 9 de julio del 2015.)

Gabriel Larraya